Cuando un cliente se traslada a Andorra, hay un trámite sencillo pero determinante: darse de baja en el país de origen y tramitar el alta en Andorra.
En la práctica, cada vez más administraciones del país de origen (especialmente España) pueden exigir un documento concreto para aceptar el cambio: el certificado de residencia fiscal emitido por Andorra.
El punto crítico es que durante el primer año la obtención de este certificado puede requerir pruebas muy detalladas de presencia y vida efectiva en Andorra.
¿Qué es el certificado de residencia fiscal?
El certificado de residencia fiscal es un documento oficial que acredita, a efectos tributarios, que una persona es residente fiscal en un país (en este caso, Andorra) durante un periodo determinado.
En el contexto internacional, este tipo de certificado suele utilizarse para acreditar la residencia ante administraciones extranjeras y aplicar correctamente criterios fiscales y convenios cuando corresponda.
Requisitos para obtener la residencia fiscal en Andorra
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¿Por qué España u otros países pueden pedirlo “sí o sí”?
En España, los criterios de residencia fiscal se apoyan, entre otros, en la permanencia y el cómputo de días. La propia Agencia Tributaria indica que, para determinar la permanencia, se computan las ausencias esporádicas, salvo que el contribuyente acredite su residencia fiscal en otro país.
Por eso, en expedientes de salida o cambio de residencia, puede ocurrir que el país de origen no dé por cerrado el cambio si no se aporta un certificado oficial del nuevo país.
¿Por qué el primer año suele ser el más delicado?
Porque, en muchos casos, el primer año es cuando la Administración puede pedir más evidencias para confirmar que el traslado no es solo “formal”, sino real y efectivo.
Y aquí aparece una paradoja práctica: puede ser la propia Andorra la que requiera pruebas sólidas para emitir el certificado, y sin ese certificado, el cliente puede quedar expuesto a dificultades para consolidar el cambio ante su país de origen.
¿Qué tipo de documentación puede exigir el Govern?
Aunque cada expediente puede variar, es frecuente que se solicite documentación que demuestre vida cotidiana y presencia efectiva en Andorra, como:
- Movimientos bancarios (habitualmente, lo que más se revisa).
- Tiques de gastos en Andorra (alimentación, restauración, farmacia, compras del día a día).
- Justificantes de suministros (cuando aplique).
- Justificantes de telefonía (por ejemplo, detalle/uso por país).
- Contrato de alquiler y pagos asociados.
- Cuotas recurrentes (gimnasio, actividades, servicios locales, etc.).
En algunos casos, se ha llegado a solicitar incluso al gimnasio un registro de entradas y salidas para reforzar la prueba de presencia continuada.
Movimientos bancarios: la prueba que más peso suele tener
Si tuviéramos que resumirlo en una idea práctica: el rastro bancario importa.
Pagos habituales con tarjeta, domiciliaciones, compras recurrentes y una actividad coherente con una vida establecida en Andorra pueden marcar la diferencia en un expediente del primer año.
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Checklist práctico para clientes nuevos (recomendación desde el día 1)
Aunque parezca excesivo, recomendamos al cliente guardar y ordenar todo lo posible:
- Extractos bancarios mensuales y pagos habituales en Andorra
- Tiques diarios (supermercado, gasolina, farmacia, restauración, etc.)
- Contrato de alquiler y justificantes de pago
- Facturas de suministros (si procede)
- Documentación de telefonía (si se requiere como evidencia complementaria)
- Cuotas y servicios recurrentes (gimnasio, actividades, suscripciones locales)
- Cualquier documento que ayude a demostrar presencia continuada
Errores frecuentes que conviene evitar
- No guardar tiques ni justificantes durante los primeros meses
- Tener actividad bancaria mínima o incoherente con la vida real en Andorra
- Pensar que con contrato de alquiler “ya es suficiente”
- Dejar la recopilación documental para el final, cuando ya hay requerimientos
Recomendación final: documentar la vida en Andorra, no solo el trámite
El cambio de residencia fiscal no es solo una gestión administrativa: requiere coherencia y pruebas. La experiencia demuestra que, especialmente el primer año, la diferencia entre un trámite fluido y un expediente complejo suele estar en lo mismo: documentación cotidiana bien guardada.
