El teletrabajo como herramienta de conciliación

El teletrabajo como herramienta de conciliación

Nuestra Ley laboral 31/2018 del 6 de diciembre, en su artículo 81 prevé muy tímidamente la conciliación entre la vida laboral y personal. Es indudable que alcanzarla puede suponer un gran reto y, en todo caso, podemos hacer algunas reflexiones al respecto.

La esencia de la conciliación consistiría en una fórmula mágica en la que se puedan atender correctamente las obligaciones profesionales en un equilibrio, lo más perfecto y sano posible, con el desarrollo de nuestra vida personal.

En muchos casos, un horario estricto y poco flexible, jornadas que se concentran en horas de tarde noche, o profesiones sacrificadas y aquellas vinculadas al sector del comercio y la hostelería hacen complicada esta conciliación, aún más en familias con hijos menores que necesitan de una mayor atención por parte de los progenitores y de una particular adaptación a sus horarios escolares y de recreo.

No obstante, con la llegada de la pandemia ocasionada por la Covid-19, nuestro mundo se ha visto sacudido, nuestras rutinas completamente trastocadas y nuestra forma de afrontar el día a día poco tiene que ver con lo que hasta ahora era una vida, en gran medida, programada, muy pendiente del reloj y habitualmente definida como «vida normal».

Todos los cambios que ha provocado la llegada de esta crisis no sólo han afectado a aspectos de nuestra vida personal y profesional, sino que han venido a poner a prueba la resiliencia de nuestro tejido empresarial, su fortaleza económica e incluso su manera de hacer, encaminando las empresas a idear nuevas fórmulas de negocio que les permita resistir hasta la reanudación total de la actividad y, más allá, sobrevivir a esta crisis.

Es en este afán de subsistencia, que muchas empresas, dentro de las limitaciones establecidas por las severas pero necesarias medidas de confinamiento, han optado por implementar el teletrabajo y transformar un rincón de los hogares de sus profesionales en pequeños núcleos de actividad.

Si bien es cierto que muy pocas satisfacciones son comparables a la comodidad de encontrarse en casa, en las circunstancias actuales, tener que realizar teletrabajo puede llegar a ser una verdadera prueba de fuego para nuestra fortaleza mental, ya que además de cumplir con nuestras responsabilidades profesionales, nos hemos visto obligados a combinar el teletrabajo con nuestro papel de padres/madres a jornada completa, profesores particulares, monitores de recreo y además atender la multiplicidad de tareas que requiere el día a día de nuestro hogar.

Sin embargo, poder implementar el teletrabajo, ha resultado un verdadero alivio para todos aquellos que, debiéndose hacer cargo de sus niños, han podido dar continuidad a su labor profesional sin mayores consecuencias para la economía familiar.

En cuanto a las empresas de nuestro sector, su actividad se ha visto paralizada por las medidas implementadas por nuestro Gobierno. Por ellas, se han visto afectados agentes esenciales para su desarrollo como la Administración pública y judicial, fedatarios públicos y otros colaboradores profesionales. La capacidad y la habilidad para adaptar su modelo implementando el teletrabajo, ha hecho posible, a pesar de la adversidad y la bajada flagrante de su facturación, responder en todo momento y desde estos pequeños núcleos de actividad improvisados, a las necesidades de muchas empresas y clientes, apoyándolos y acompañándolos en este periodo de dificultad en que les hemos sido tan necesarios.

Hoy por hoy, el teletrabajo ha sido una gran herramienta que nos ha demostrado que nuestra capacidad profesional, no se encuentra limitada a un espacio físico concreto, ni a un horario estricto con una rutina monótona y repetitiva, sino que puede ser una gran fórmula mágica que nos permita hacer realidad esta conciliación tan deseada y necesaria para nuestro bienestar general.

Sin duda, las empresas andorranas todavía tienen que madurar su digitalización, pero esta crisis, aparte de darnos una gran lección de vida de la que tenemos que hacer un profundo análisis de nuestra esencia como seres humanos, nos está dando la oportunidad de mejorar muchos aspectos adaptando nuestros modelos a las nuevas tecnologías.

¿Y por dónde empezar? Pues por nutrir nuestra empresa con las herramientas necesarias para poder desarrollar el teletrabajo: aparatos tecnológicos, una conexión segura con nuestros servidores, software de gestión (ERP, CRM, otros), herramientas de comunicación (Skype, Microsoft Teams, otros) y un buen archivo digital, que adicionalmente contribuirá a ahorrar espacio físico y recursos administrativos, así como a la preservación del medio ambiente facilitando enormemente la consulta de datos o documentos. Estos, entre otros, son elementos imprescindibles para poder teletrabajar. Sin embargo, será necesario implementar y/o reforzar medidas de seguridad adecuadas para protegernos de la piratería informática y garantizar la protección de datos de nuestros clientes, complementado con un equipo de profesionales formado por buenas personas, comprometidas, responsables e implicadas.

Resulta evidente que el teletrabajo no nos hará salir milagrosamente de la crisis económica que estamos sufriendo, pero sin duda, nos permitirá asesorar a nuestros clientes en la distancia. Eso si, bien conectados y comunicados con ellos, desde dónde queramos y cuándo queramos y no sólo en situaciones como la que estamos viviendo actualmente.

Diana Garmón

Augé Legal & Fiscal

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